El anteproyecto de reforma de la Ley del Tabaco presentado por el Gobierno extiende la protección a nuevos espacios —entre ellos las terrazas de hostelería— y equipara el uso de cigarrillos electrónicos y vapers al tabaco tradicional. La norma, aprobada en Consejo de Ministros, inicia ahora su recorrido parlamentario y puede recibir enmiendas, por lo que previsiblemente habrá debate político y técnico antes de su entrada en vigor definitiva.
Reacción del sector: rechazo, preocupación y propuestas
Las patronales y asociaciones del sector han mostrado su rechazo a la medida, argumentando que puede generar efectos adversos —traslado de consumo a entornos no regulados, molestias en aceras y carga operativa añadida para los equipos— y piden que se busquen soluciones prácticas que garanticen convivencia sin penalizar la actividad hostelera. Estas voces piden diálogo técnico para concretar cómo se aplicaría la norma en terrazas de distintas características (pequeñas, grandes, gastronómicas o de bar).
Lo que cuentan dos restaurantes que ya son “free smoke”
Lejos del ruido de declaraciones, la redacción de InfoHoreca ha querido entender el impacto real de la normativa antitabaco en la operativa diaria y la experiencia del cliente hablando con dos de los establecimientos que han eliminado los humos de todo su entorno.
KŌ by 99 Sushi Bar (Grupo Bambú — Estadio Bernabéu): espacio libre de humos
KŌ abrió como espacio libre de humo y mantiene esa política porque el Estadio Bernabéu lo exige como recinto sin humos. Para Borja Vela, Operations Director at KÕ by 99 Sushi Bar, la condición se ha dado de forma natural y no ha tenido impacto en la facturación: su clientela acude por la propuesta gastronómica y al humo lo considera secundario.
"No hemos notado ni diferencias ni ventajas, ya que hemos nacido ya siendo un espacio sin humo. Creo que el cliente que viene a nuestro restaurante tiene claro lo que quiere y es nuestra gastronomía y donde estamos. Fumar es secundario", mantiene Vela.
En términos operativos, KŌ utiliza protocolos preexistentes de reservas y recepción para recordar la política anti-tabaco; la supervisión es continua y compartida por todo el equipo (hostess, camareros, maître, director). "En el que en el momento que nos hacen una reserva les recordamos que la terraza es un espacio sin humo, y se lo recordamos a su llegada. No obstante, muchos de nuestros clientes preguntan directamente y de manera educada", reconoce.
Respecto a la norma estatal, Vela apuesta por la prudencia en el debate "pues la normativa aún no está aprobada" y considera que, en el desarrollo hasta su entrada en vigor, se buscarán herramientas que protejan al no fumador y también al hostelero. "Si mal no recuerdo, casi todos los países de Europa, exceptuando Suecia, no tienen aprobada la ley antitabaco en terrazas al aire libre. Entonces, ¿siendo nosotros el país número 1 de Europa en hostelería lo vamos a prohibir? Es un debate sensible. Hay que darle una vuelta para valorar todos los frentes y daños colaterales que supone el aprobar una ley de este calibre", señala.
El representante de KŌ propone alternativas de convivencia —puntos diferenciados para fumadores/ no fumadores, aceptación de dispositivos con menos olor como los sistemas de tabaco calentado o vapers— y, sobre todo, educación cívica.
Brasserie Lafayette: el 95% de los clientes valoran que no se pueda fumar
Lafayette nació en 2008 en un pequeño local de Las Tablas sin terraza en el que, evidentemente, no se podía fumar. Al trasladarse a la sede con terraza decidieron mantener esa política porque estiman que el tabaco perturbaría la experiencia gastronómica.
Su director, Sébastien Leparoux apunta que más del 95% de su clientela valora el entorno sin humo y que la medida no ha afectado la facturación. Operativamente, no prevén cambios por la Ley: recuerdan la prohibición en caso de despistes y, si un cliente quiere fumar, puede hacerlo en la calle. "De vez en cuando hemos tenido que recordar a algún comensal la prohibición porque, o bien se despistan, o no lo saben de entrada, o incluso algunos intentan fumar a escondidas, cosa poco eficaz porque mi nariz de sumiller detecta todo (risas). He tenido más conflictos con el vaper, porque muchas de las personas que lo usan lo consumen sin preguntar, y de manera, a veces, desafiante", relata.
Como defensor de un entorno sin humos, Leparoux subraya que la hostelería debe asumir la responsabilidad de informar y vigilar, pero también apela a la educación del cliente para que la convivencia funcione. "Al final también es una cuestión de educación, concienciación y costumbre. Creo que todos agradecemos a día de hoy que no se fume en los aviones o en las salas de los restaurantes", concluye.
Claves prácticas para hosteleros (qué funciona en la sala)
A partir de las experiencias recogidas y de los debates sectoriales, proponemos medidas prácticas que facilitan la aplicación de la norma —y la convivencia— sin deteriorar la experiencia:
- Comunicación previa y visible: incluir en la web, pantallas de reservas y recordatorios al confirmar la reserva que la terraza es espacio sin humo (mismo sistema que aplican KŌ y Lafayette).
- Formación breve y protocolos claros: scripts sencillos para el personal sobre cómo recordar la norma con cortesía y cómo gestionar pequeñas resistencias.
- Señalética y accesos: señalizar la terraza y mantener caminos de salida para quien quiera fumar en la vía pública, evitando acumulaciones junto a la entrada.
- Zonas y diseño: cuando la geometría de la terraza lo permita, valorar una distribución que minimice molestias cruzadas entre mesas.
- Educación y empatía: promover un discurso que ponga el foco en la experiencia general y en el respeto mutuo, en lugar de únicamente en la sanción.
Salud pública y sostenibilidad del negocio
El anteproyecto refuerza la protección sanitaria en espacios colectivos; sin embargo, su aplicación práctica obligará a combinar regulación, diálogo con el sector y campañas de concienciación para minimizar efectos colaterales. Los casos de KŌ y Lafayette muestran que una terraza sin humo es viable y que la clave no es tanto la prohibición como la gestión inteligente y el civismo. Si la norma se aprueba en términos generales, el reto pasará por acompañar a miles de establecimientos —no solo gastronómicos de alto nivel— para que la transición sea ordenada, equitativa y compatible con la actividad turística y hostelera que caracteriza al país.